Las 16:00 de la tarde. Y yo aquí, asumiendo que acabo de terminar mi último día de clase de este curso... Jamás me habría imaginado que fuera así, pero ya ves, la vida nunca deja de sorprendernos.
Aún recuerdo el primer día de nuestro segundo curso, entrando a clase y reencontrándome con mis compañeros. Todos llegábamos y nos dirigíamos a quienes mas ganas teníamos de abrazar, a quienes están ahí cada día, en nuestra mesa, codo con codo. Eso sí, creo que todos compartíamos algo especial... y es que, veníamos con la misma ilusión, las mismas ganas y la misma confianza para empezar un nuevo curso y próximamente, superarlo para pasar limpios y volver a pegarnos el verano de nuestras vidas.
Sinceramente, había algo que me aterraba, como en todos los cursos, pero otra parte de mi, me decía que iba a ser un curso diferente, especial... y mira, a veces, la intuición no falla.
Ha sido diferente, mucho mas de lo que nos esperábamos, pero a pesar de haber tenido momentos en los que me sentía perdida y un tanto confundida, creo que en pocos aspectos lo cambiaría.
He aprendido mucho, a pesar de haber realizado la mitad del curso a distancia, he valorado, mas aún, el simple hecho de ir a la universidad y ver la cara de mis profesores y compañeros cada mañana, y con ello, algunas cosas mas... De todo se saca algo positivo y este curso, no iba a ser menos.
Ahora, que ya sabemos que no volveremos a clase hasta septiembre, me recuerdo con mis compañeros, en cada momento de clase, realizando trabajos en la cafetería, en esos huecos que sacábamos o escuchando algunos de esos talleres que nos preparaba Natalia con tanta ilusión... Pero eso, tendrá que esperar, ya que las circunstancias no acompañan. Y no es malo, porque al final, lo echamos de menos y eso hace que los reencuentros sean mas mágicos, trabajemos con mas ganas y nos abracemos mas fuerte que nunca.
Gracias a cada uno de mis profesores, por su enseñanza, su tiempo y constancia, y gracias a cada uno de mis compañeros, porque juntos somos una piña que hace que los momentos mas difíciles, nos cuesten un poquito menos.
Al final, las etiquetas las ponemos nosotros y cada uno elige la que le corresponde a este curso pero yo, ahora, no me voy a centrar en eso, simplemente voy a pensar, que la vida, es un proceso en el que cada persona construye su propio reto, pero en ese proceso siempre nos encontraremos limites, piedras que nos hagan tropezar o incluso, mares en los que nos aterre nadar, pero de nosotros y de nuestra actitud, depende la manera en la que nos afecten todos estos impedimentos. Por esto, nunca tiene que pesar mas lo malo en la balanza, porque en la vida, lo malo siempre pasa, lo bueno está por venir y lo difícil es lo que mas vale la pena.
Y, por supuesto, de nuestra actitud depende, las etiquetas que pongamos.
Hasta la próxima, que espero que sea muy pronto y en diferentes circunstancias, no voy a decir ni peores ni mejores, simplemente, diferentes.
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